¨Pharomachrus, E. familia Scansorum,
Trogombus perquam
affinis, Ab his tamen Rostro
edentulo Tectricibusq longis
distinctus.
La ave de que se trata y que vive en los bosques de Guatemala, es tal vez la más vistosa y galana de toda la América
Pablo de la Llave”
La primera mención del ave fue hecha por el médico Francisco Hernández. Este fue un toledano encomendado por Felipe II para estudiar la flora y fauna de México entre 1571 y 1577. Sus obras fueron publicadas entre 1615 y 1628. En ese entonces los trabajos científicos estaban encomendados a diversos tipos de profesionales entusiastas de las ciencias y la naturaleza, los cuales se ocupaban de diversos tipos de exploración científica desde la física, la química hasta la biología y la medicina.
En 1678, Francis Wiillughby publica en Inglaterra el libro ¨History of Birds¨, donde reseña los datos de Hernández y menciona de nuevo el ave.
Nam'eau recueil de planches d' oixeaux (París 1821-39) del naturalista holandés Konrad Ternminck, director del Museo de Historia Natural de Leiden vuelve a mencionar el ave ciento cincuenta años después. En este libro se le denomina Trogon pavoninus. En una confusión Temminck toma la descripción de Spix en su Nachrischtes über Une Reise nach Brasillien, (Munich, 1823-31) del T. pavoninus suramericano y la aplica a un ejemplar de quetzal que tomó prestado de la colección "Leadbeater".
Carlos Luciano Bonaparte reclama ante la Sociedad Zoológica de Paris en 1837 haber sido el primero que lo clasificó desde 1826 y lo hace llamar Trogon paradiseus.
En diciembre de 1825, Pablo de la Llave hace un comunicado en el periódico "Águila Mexicana" donde discute que otros científicos habían creído que el quetzal era una "paradisea" y Moziño un "buceo", pero que él personalmente lo nombraba como "Pharomacro". En 1831, el científico recuerda que en 1810 José Mariano Mociño fue el primero en describirlo. Una vez terminada la tarea de obtener los 11 ejemplares colectados por Mociño y Longinos Martínez en Guatemala, nombra al ave como Pharomacrus mocinno. De esta manera establece un nuevo género próximo a los trogones. Su descripción se publica finalmente en la revista mexicana Registro Trimestre en 1832 como ¨Memoria sobre el Quetzaltototl, género nuevo de Aves¨.
Incluso después de esto, hubo otros investigadores que trataron de adjudicarse el honor de haber descrito el quetzal. Hay que recordar que aquel momento la coordinación entre entidades científicas era bastante deficiente:
• Otro inglés, John Gould, encuentra el error de Temminck y renombra el ave con el nombre de Trogon resplandens en 1835 en las Memorias de la Sociedad Zoológica de Londres.
• En 1838 el famoso ornitólogo inglés William Swaison nombra al ave como Calurus resplandens en su libro ¨On the natural history and classification of birds¨
• El ornitólogo francés Adolphe Dellatre clasifica al ave como Calurus paradiseus en su publicación de 1843 ¨Echo du Monde Savant¨.
• En 1849, el ornitólogo inglés George Gray lo clasifica como Pharomacrus mocinno en su obra ¨The genera of birds¨
El reino de España financió varias expediciones científicas dirigidas a la Nueva España dentro de las cuales se cuenta la Real Expedición Botánica que se llevó a cabo entre 1787 y 1803. El objetivo de estas expediciones no era puramente científico. La monarquía pretendía la búsqueda de información científica en sus colonias con utilidad para impulsar la economía local. Obviamente, con el objetivo de obtener a la larga mejores beneficios de las mismas.
Esta expedición fue dirigida por el doctor José Mariano Mociño (quien estaba encomendado del área botánica). José Longinos Martínez (naturalista general) y Vicente de la Cerda (dibujante). En 1794 Mociño colectó varios ejemplares de quetzales, los cuales fueron enviados a España. Sin embargo, estos ejemplares pasaron desapercibidos y fueron olvidados hasta que en 1832, Pedro de la Llave, discípulo de Mociño localizó los ejemplares y publicó la descripción morfológica utilizando los quetzales colectados.
Sibley y Monroe (1990) suponen que el nombre del genero Pharomachrus proviene de las raíces griegas Pharo, ¨esófago¨ y machrus ¨grande¨ en alusión a que el ave traga frutos con grandes semillas. Sin embargo, el mismo Pedro De la Llave afirma lo siguiente respecto a la intención del nombre del ave y su significado: ¨el nombre de "Pharomacro" (vestidura larga) porque en efecto, las cobijas de las alas y de las colas son extremadamente largas.¨ La palabra griega para vestido es φόρεμα (“fórema”). En su texto De la Llave da la idea que el nombre Pharomachrus no provino de su inspiración sino de la de Mocciño y el doctor Martin Sesé (director de la expedición de historia natural). Obviamente la intención del que hizo la descripción y colocó el nombre es la que debería respetarse.
El epíteto específico “mocinno” proviene obviamente de la adjudicación del honor del descubrimiento que Pedro de la Llave hace a Mariano Mociño. Obviamente para latinizar el nombre cambia la letra “ñ” a manera de una doble letra “n”.
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