Las
patas de los trogones probablemente sean uno de los aspectos más interesantes
para empezar a describir estas aves. Los trogones tienen las patas muy
pequeñas. Tienen dos dedos orientados hacia adelante y dos orientados hacia
atrás (heterodáctilos). Estas patas pequeñas le sirven poco o nada para
caminar. Incluso cuando quieren girar y están parados sobre una rama tienen que
utilizar las alas. Los trogones tienen las patas inútiles para aquello que no
sea la percha en ramas. Las patas son grises y generalmente no son visibles. Este
tipo de patas hace que el trogón mantenga el cuerpo en una posición erguida
sobre las ramas. El trogón no camina sobre estas ramas sino que vuela y se posa
en un punto específico para luego volar y quedarse posado en otro punto.
Lo
más interesante es que los dedos uno y dos están dirigidos hacia atrás y los
dedos tres y cuatro hacia delante. Estos dos últimos dedos están fusionados en
su mitad basal lo que representa un carácter diagnóstico de trogónidos. La
analogía sería que nuestros dedos gordo e índice estén orientados hacia atrás y
los dedos medio y anular hacia adelante. Esto no es notorio a simple vista,
sino solamente observando las patas a nivel de composición de los huesos. Los
juveniles requieren de un crecimiento y desarrollo asistidos por sus padres en
especial para alimentarse debido a que prácticamente sus patas le son inútiles
para desplazarse mientras no pueda volar.
Los
individuos de diferentes edades y sexos son bastante diferentes. En general,
los trogones suelen tener combinaciones de verdes dorsalmente y rojos
ventralmente. Sin embargo, existen también trogones con dorsos purpura que presentan
un vientre amarillo.
Los
trogones generalmente se encuentran solitarios o en parejas. El quetzal incluso
puede verse en pequeños grupos de hasta cinco o seis individuos. Los expertos
hipotetizan que los pichones tardan tres o cuatro años en madurar. Estos
juveniles pueden verse integrados con otros los grupos formados por los
pichones recién nacidos durante el mismo año y años pasados.
Los
trogones anidan en cavidades naturales o escavadas en arboles generalmente
podridos e incluso en termiteros y nidos
de avispa. Su pico es relativamente fuerte, sin embargo, es relativamente débil
para carcomer los árboles fuertes y sólidos. De esto, los árboles muertos que
se mantienen aún de pie, también llamados tocones son ideales para proveerles
un hábitat de anidaje. En otros tipos de bosque los árboles muertos caen
fácilmente y se pudren en el suelo, mientras que en el bosque pluvial alguna
cantidad de árboles se mantienen erguidos pudriéndose debido a las bajas
temperaturas y a la densidad de la vegetación. Esto es un factor más que hace
que el quetzal esté ligado a la conservación del bosque pluvial y bosques
similares.
Los
huevos de trogón son blancos o blanco azulados y azul claro en el caso de los
quetzales. El vuelo del trogón es ondulante y generalmente corto en distancia
centrado dentro el dosel boscoso. El pico del trogón es corto, grueso y fuerte
con un borde superior aserrado. La única excepción a esto, resulta ser el
quetzal. El canto en general son ululatos huecos y repetitivos, que suelen escucharse
a largas distancias.
Los
quetzales ponen uno o dos huevos anuales, cuya puesta está separada entre sí
entre 24 y 48 horas. Los huevos tardan entre 18 y 21 días para eclosionar. Los
polluelos nacen altriciales (con los ojos cerrados y sin plumas). Una semana
después de nacidos pesan unos 23 g y miden unos 95 mm. En dos semanas los
polluelos están cubiertos de plumas color café oscuro con pequeños puntos de
color más claro. Las plumas verdes iridiscentes aparecen en la parte de la nuca
cuando están a punto de abandonar el nido; para entonces el polluelo pesa casi
80 g mide unos 111 mm de longitud.
Los
padres buscan alimento que luego regurgitan para alimentar a los polluelos. Al
igual que en muchas aves los padres dejan de alimentarlos tarde o temprano como
una medida para presionarlos a dejar el nido. Se ha observado que los polluelos
en ese momento permanecen cabeza fuera del nido pillando intensamente todo el
tiempo. Los padres permanecen observando perchados cerca o vuelan frente al
nido vigorosamente. Los pichones caen estrepitosamente del nido y son apoyados
por los padres para ir ascendiendo poco a poco desde ramas cercanas al suelo.
Durante
el primer año de vida el pico de ambos sexos es de color obscuro. Poco después
el pico de los machos se torna amarillo mientras que el de las hembras
permanece obscuro. Durante los primeros dos años de vida las plumas de la cola
son de color negro en la parte de adentro. Al segundo año de vida aparecen
plumas de color negro sobre fondo blanco en la cola de las hembras. En los
machos, las plumas de la cola se tornan totalmente blancas.
El
dimorfismo sexual de los quetzales es altamente marcado. Los machos adultos son
de color verde esmeralda dorsalmente con el pecho rojo escarlata. En la cabeza
tienen una notoria cresta. Las plumas cobertoras de las alas se extienden más
allá del borde del ala lo que le da cierto señorío. Las cuatro cobertoras supracaudales
son muy largas. Muchas personas tienden a pensar que las plumas largas que se
observan del quetzal son las plumas de la cola, sin embargo, estas plumas
características son en realidad las plumas situadas encima de la cola en la
base de la espalda. Las plumas de la cola en realidad son las plumas blancas
que pueden observarse cuando se ve el ave de frente o por debajo. Dos de estas
plumas supracaudales largas alcanzan longitudes registradas de entre 60 y 105
cm dependiendo de la subespecie.
Las
hembras del quetzal tienen una apariencia clásica de trogón. El dorso y la
garganta son verdes, el vientre es gris. La cola es blanca con rayas negras y
se puede apreciar debajo de las patas un color rojo escarlata en la parte baja
del vientre. El pico es obscuro y no tiene cresta alguna, ni plumas
supracaudales alargadas como el macho.
La
iridiscencia es un fenómeno físico que permite cierta particularidad de color a
varias aves, incluyendo los trogones. A manera de una explicación simple,
existen varias capas transparentes pero con superficies intrincadas de
queratina (la proteína que forma las plumas) cubriendo la pluma colorida. Esta
estructura de la pluma hace que en ciertos ángulos los trogones parezcan de un
color dado, pero vistos desde otro ángulo sean de un color diferente. La
analogía seria ver un haz de luz a través de un diamante de crista. Por ejemplo,
los quetzales en la mayoría de condiciones de luz lucen verdes pero pueden
llegar en condiciones bien iluminadas a lucir azules. Por otro lado, algunos
trogones tienen espaldas que dependiendo de las condiciones de luz lucen entre
morada y negra.
La
ventaja de esta coloración se denota en la temporada reproductiva donde el
quetzal vuela haciendo un vuelo de despliegue afirmado su territorio a gran
altura. En esta ocasión la luz lo ilumina claramente haciendo evidente su
presencia. Por otro lado, cuando quiere pasar desapercibido estando escondido
entre las ramas del dosel su coloración es menos perceptible.